lunes, 23 de mayo de 2011

Voces

John Doe, estaba sentado a mi lado. Hablaba solo. Siempre lo hacía en voz baja. Decía cosas sin sentido. A veces entablaba conversaciones completas, otras veces, discutía o peleaba a los gritos. Yo me pasaba varias horas mirándolo. Resultaba interesante ver como cambiaba los gestos, movía las manos, cerraba los ojos y se agarraba la cabeza. Por momentos, espantaba cosas de su cara, como si las moscas lo estuvieran molestando. Después de eso, mantenía la mirada fija en un punto y se quedaba en silencio. Las voces se callaban en su cabeza, dándole un respiro a su alma.
John estaba algo mal de la cabeza y a mi no me importaba. Todas las noches encendía pequeñas fogatas con diarios. Pobre diablo.
Hace unos años, lo habían arrojado de un tren en movimiento. El pobre estuvo tirado varios días con los huesos rotos  a unos metros de la estación, hasta que alguien lo encontró de casualidad entre la basura. De ahí en más, el pobre dejó de ser el mismo. Por fuera se lo veía bien. Estaba entero. Pero algo adentro de su cabeza había dejado de funcionar.

1 comentario:

  1. Son muy reales tus descripciones...soy muy empática...me imagino cada minuto de esos días en los que estuvo tirado...no me gusta sentir eso =(...igual me gusta leerte =)

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